La ciudad de Burgos es rica en monumentos e historia. No puede ser de otra forma en una ciudad milenaria y repleta de patrimonio histórico y humano. El centro histórico contiene gran cantidad de monumentos de todos los estilos
No hay que investigar demasiado para darse cuenta cuál es el monumento más importante, o al menos, el más conocido de Burgos. La Catedral o “bosque petrificado” como se le suele denominar, causan la admiración de turistas y propios, de creyentes y ateos, en fin, de todo aquel que ha tenido ocasión de contemplar tal maravilla.
La Unesco comprendió esta realidad en el año 1984 cuando le dio el reconocimiento de “Patrimonio de la Humanidad”. Este impresionante edificio es uno de los máximos exponentes del gótico español y fue consagrado a sus servicios religiosos en el remoto 1260 de nuestra era. La catedral de Burgos permite vislumbrar dos fases muy marcadas: la primera, el estilo gótico clásico, propio de los siglos XIII y XIV; la segunda fase es del estilo gótico flamígero, protagonizada por la familia Colonia.
Todos los detalles de la Catedral resultan impresionantes. Quizás uno de los más fotografiados sean sus dos preciosas agujas de filigrana del mejor de los góticos, de 84 metros de altura. Estos portentos de la arquitectura humana se construyeron entre 1442 y 1458 por el arquitecto alemán Juan de Colonia. Por cierto, la Catedral de Burgos es muy famosa también por guardar en su interior los restos de Rodrigo Díaz de Vivar (el Cid Campeador) y su esposa Doña Jimena.
Otro de los monumentos muy emblemáticos de Burgos es el archiconocido Arco de Santa María. En realidad este arco es una de las doce puertas por las que se podía acceder a la milenaria ciudad durante la Edad Media. Se construyó en el siglo XIV, aunque se remodeló posteriormente en honor a Carlos I.
El Arco de Santa María también guarda sorpresas en su interior. Existen unas escaleras que dan acceso a dos salas, la Principal y la Sala de Poridad. Esta última sala contiene el Museo de Farmacia, una insólita y preciosa colección de objetos farmacéuticos desde los siglos XVI hasta el XIX. Y por qué negarlo, habrá miles y miles (por no decir millones) de fotografías con este motivo al fondo de unos turistas divertidos. El Arco de Santa María es uno de los monumentos más “fotogénicos” de Burgos.
El Real Monasterio de Huelgas es un emblemático edificio diseñado originalmente para las religiosas cistercienses en el año 1187. Alfonso VIII y su esposa Doña Leonor lo eligieron como su panteón. La Iglesia de las Huelgas presenta una planta cruciforme y tres naves de ocho tramos separadas por portales octogonales. Todo el edificio conserva un aroma clásico majestuoso y repleto de adustez. El visitante se siente como en un viaje por el tiempo y contemplar cualquiera de sus salas es una experiencia inolvidable.
Su aspecto es de fortaleza, con muchas dependencias construidas posteriormente a lo largo de los siglos. El color ocre de sus inmensas paredes combina perfectamente con la fisonomía del terreno burgalés. La parte más antigua del Monasterio se corresponde con el claustro románico (lo que se denomina las claustrillas) y el resto es de estilo gótico, con excepción de las bóvedas que se trata de yeserías mudéjares.
En fin, Burgos es un lugar para descubrir y redescubrir.